miércoles, 28 de marzo de 2007

[UNA TONTA OSADÍA, UNA HELADA TARDE DE INVIERNO, EN EL METRO]

Es invierno, hace poco llovió y una leve neblina decora el ambiente. Todo el mundo baja rápido las escaleras del metro con la intención de capear el intenso frío. Pero distingue él; joven, con su abrigo abierto, su camisa blanca rayada afuera y una larga bufanda roja enrollando su cuello.
No es tan alto, ni tampoco tan flaco. De pelo negro y corto, cejas pronunciadas y mirada atenta. Camina despacio, moviendo levemente los hombros, nunca nada lo ha apurado.
A su lado pasa rápidamente una linda joven con sus blancas manos apretadas. Viste con fald
a acampanada blanca con pequeños puntos negros, pantis negras y un cortito chalequito crema.
Quizás fue el movimiento de su largo pelo meciéndose con cada escalón abajo, o quizás la rapidez con la que avanzaba, o solo fue el verla delante de él
tan apurada. No resistiendo la curiosidad de haberle llamado tanto la atención, comenzó a bajar rápido para alcanzarla; es largo el camino para llegar al andén. No los separaba más de tres cuerpo de distancia, él iba con su mirada fija en su nuca; quizás fue eso lo que la hizo voltear, ese leve cosquilleo tras la oreja cuando te miran; él la miro fijo a sus ojos claros, pero ella siguió avanzando más rápido aun. Fue obvio, no lo tomo en cuenta. Pensando él en esto, comenzó a bajar la velocidad, mientras ella se dirigía directo a la entrada del andén, pero él no tenia el boleto, debía comprarlo; así que solo se resigno.
Después de haber echo una corta cola compro su boleto, avanzo, como es su característica, lento hacia la entrada, de igual forma comenzó a bajar la escalera, mientras el metro abajo abría sus puertas; busco con su atenta mirada aquella muchacha; no fue poca la impresión de encontrarse con aquellos claros ojos mirándolo fijo bajar lentamente la escalera, y claro, fue tanta la impresión que comenzó a cor
rer, al tiempo en que aquel intenso sonido de alarma comenzaba a sonar fuerte desde el metro, sabia que podía, llegaría antes de que se cerraran las puertas, amagaba rápido a la gente que en las escaleras se resignaba a no llegar al metro; llego abajo y comenzó a correr aun más rápido, pero era tanta su velocidad que debía frenarse rápido, sino arrasaría con aquella joven de ojos claros, y eso no seria nada romántico (romántico seria que él llegara un segundo antes de que se cerraran las puertas, entonces él jadeante, tomaría un poco de aire, levantaría la vista y estaría ella delante de él, sorprendida y sonriente, con sus ojos iluminados por aquella proeza que hizo él. Entonces, él se presentaría, ella se sonrojaría, pero le daría su nombre, se conocerían y para adelante ¿quien sabe?). Primero debía llegar; el maldito sonido dejo de sonar y quizas sus oidos ya no estalliarian, pero las puertas se cerrarían, así que como oriental en las olimpiadas, tomo un ultimo impulso y se lanzo con el cuerpo hacia atrás, para así caer adentro y no seguir con el vuelo; las puertas se comenzaron a cerrar, y cual seria su sorpresa de sentir sus dos piernas adentro de aquel metro, como una flexible jabalina cayendo a alta velocidad, él cayo seco (si esto fuera una competencia, se levantarían carteles con 10 puntos para él), pero la idea del cuerpo hacia atrás no fue tan buena, porque al cerrarse rápidamente las puertas, una de ellas le golpeo la nuca, perdiendo el equilibrio y cayendo de espaldas al suelo.

– ¡Que no se pare, es peligroso que se pare, le puede dar un derrame!-

Un intenso dolor le quebraba la cabeza, abría y cerraba rápidamente sus ojos tratando de enfocar, solo para encontrarse con una gran cantidad de rostros mirándolo (ok… breve explicación de la escena… es clásico de las películas!, el tipo esta en el suelo y muchas cabezas juntan lo observan, lo cruel eran las sonrisas que muchas caras esbozaban. Opinión aparte, odio esa perspectiva… suelen verse las fosas nasales, los pelos de la nariz y una que otra mucosidad en algunas narices!); Sentía un incesante calor que brotaba desde su cuello, se puso muy rojo y solo recupero el color cuando una dulce mirada se cruzo ante la suya; unos bonitos ojos claros, es ella que con sus ojos brillantes lo miraba; él ya se sentía bien, solo veía todo nublado. Se levanto despacio, la gente se abrió ante su presencia, miro fijo aquella cristalizada mirada y se presento, ella se sonrojo, se puso sus heladas manos sobre la cara y le dio su nombre, mientras todo el mundo miraba atónito aquella escena y espontáneo surgía el aplauso de uno de los asistentes!… sonaba mas menos así… plac! plac! plac!

plac! plac! plac! - Por favor… ¡circulen… no hay nada que ver aquí!
-¡pero denle aire!-
Un intenso dolor le quebraba la cabeza, abría y cerraba rápidamente sus ojos tratando de enfocar, solo para encontrarse con una gran cantidad de rostros mirándolo; Sentía un incesante calor que brotaba desde su cuello, se puso muy rojo y más aun al ver que aun lado de la gente aquellos ojos claros se reían como si un payaso hubiera echo el mejor se sus actos. Se levanto despacio con ayuda de una señora, mientras un hombre mayor le limpiaba el abrigo. Vio que las puertas del metro estaban abiertas, así que despacio salio caminando del metro, mientras escuchaba a su espalda unas tímidas risas. Camino despacio, como es su costumbre, solo esperaba que se fuera el metro, y con el, toda esta historia. Escucho el intenso sonido de alarma y después el “clic” de las puertas cerrándose. El metro empezó a avanzar despacio, él no quería siquiera mirar atrás, solo olvidar todo esto; el metro ya no estaba, y el seguía caminando, lento con su mirada gacha; se sentó, mientras se volvía a llenar de a poco el anden. Sentía los pies de la gente avanzar frente a él, alguien se sentó a su lado, pero él no quería mirar, aun le dolía la cabeza y no solo esta, sino que también su alma; pero un frío rodeo su mano derecha, abrió sus ojos exaltado y miro, encontrándose con unos lindos ojos claros mirándolo. Ella, que le sostenía su mano, se presento, él se sonrojo y sentía sus ojos cristalizarse, pero le dio su nombre, conversaron, se conocieron y de aquí en adelante… ¿quien sabe?

jueves, 22 de marzo de 2007

[Don Juan DeMarco]

Don Juan DeMarco es una pelicula estadounidense dirigida por Jeremy Leven, producida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Johnny Depp, Marlon Brando y Faye Dunaway.

Fue estrenada el 7 de abril de 1995

Un joven se balancea sobre la estrecha cornisa de una valla publicitaria. Está muy lejos del suelo. Es un hombre enmascarado que luce una vistosa capa y esgrime una espada; Afirma ser Don Juan DeMarco, el mejor amante del mundo. Aunque ahora no encuentra sentido a su vida, La policía, convencida de que se trata de un loco, lo pone en manos de un prestigioso psiquiatra, el Dr. Jack Mickler. En esta pelicula Johnny Depp interpreta a un muchacho que intenta escapar de la realidad transformándose en el mismísimo Don Juan.


[Esta película me trae muchos recuerdos…]

[Y su canción aun mas…]





[Traducción]

¿Alguna vez has Amado realmente a una Mujer?
Por Bryan Adams

Para amar realmente a una mujer
Para entenderla, tu debes conocer su profundo interior
Oír cada pensamiento, contemplar cada sueño
Y darle alas cuando ella quiera volar
Luego cuando te encuentres refugiado inevitablemente, en sus brazos
Sabrás que realmente amas a una mujer

Cuando amas a una mujer, le dices que la necesitas realmente
Cuando amas a una mujer, le dices que ella es la elegida
Porque ella necesita alguien, que le diga que esto durará por siempre
Entonces dime ¿alguna vez has amado realmente a una mujer?

Para amar realmente a una mujer
Deja que ella te sostenga, hasta que sepas como ella necesita ser tocada
Tienes que "respirarla", saborearla realmente
Hasta que la sientas, en tu sangre
Cuando puedas ver el hijo que viene, en sus ojos
Sabrás que realmente amas a una mujer

Cuando amas a una mujer, le dices que la necesitas realmente
Cuando amas a una mujer, le dices que ella es la elegida
Porque ella necesita que le digan que ustedes siempre van a estar juntos
Entonces dime ¿alguna vez has amado realmente a una mujer?

Tienes que tenerle algo de fé, retenerla fuertemente
Un poco de ternura, tienes que tratarla bien
Ella estará ahí por ti, cuidando muy bien de tí
Realmente tienes que amar a tu mujer, si...

Y cuando te encuentres refugiado inevitablemente, en sus brazos
Sabrás que realmente amas a una mujer

Cuando amas a una mujer, le dices que la necesitas realmente
Cuando amas a una mujer, le dices que ella es la elegida
Porque ella necesita alguien, que le diga que esto durará por siempre
Entonces dime ¿alguna vez has amado realmente a una mujer?

Solo dime, ¿alguna vez has amado realmente, pero realmente a una mujer?
Solo dime, ¿alguna vez has amado realmente, pero realmente a una mujer?